Ir al contenido principal

Horas leves.


Somos días con hambre
muriendo famélicos en el
paroxismo de nuestros besos.

Mi disfraz hecho de tus
huesos, cubierto por la lágrima
del aurora que salva distancias
con el mañana.

Hoy me siento en esta pila
de problemas con la única
sensación de que el tiempo
me escapa por las manos,
como el beso que te di cuando aún
no nos entendíamos.

No te vayas quédate desnuda
entre mis tintas que dibujan mi
Venecia entre tus Áfricas.

Perdí el cosmos de tus estrellas,
un ahogo subversivo del verso
amamanta mi invierno, huérfano
entre agujeros del tiempo.

No creo en las páginas del olvido, me
prendo en tus caricias
aparcadas en la noche seca.

¿Qué hago aquí pagando mis
deudas sin saber lo qué tengo
en los bolsillos?, no te merezco.


Hechos de huellas delicadas por no
saber tratarnos como extraños.



http://www.youtube.com/watch?v=NtjD_zPjKeE




Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Blue train.

Yo también iba en esos ritmos, fui aquella trompeta, el trombón, las teclas de ese piano, por encima de ese bajo y por el techo de esa batería. En un sueño era el aire cruzando notas, siendo melodías en oídos del 57, arte, gran calibre y máximo exponente no solo un negro esclavo, también la sensación del momento porqué yo con él abrazaba ese éxito. ¿Y hoy quién te recuerda? ¿Qué ojos te sangran? ¿Dónde están las sirenas? Mis páginas te contestan, Valencia te contesta, desde aquí hasta tu lápida donde suenas todas las noches, en tu cementerio de la cultura. Fuiste arte sin voz pero si con nombre, y así mueren mis noches bajo sábanas de música, sobre sueños por cumplir: colgando de lo más alto de la mentira. Lo que no pude ser fue aquel saxofón tenor John, no pude serlo, aquello que era solo tuyo y de la música. https://www.youtube.com/watch?v=cRLIdnHnc84

Mărăcine

Busco tu esperanza y la mía, en los tres indios que bailan la música de mis cascos por la calle, en el puente que una vez besó el Turia y hoy es pánico de autobuses y tránsito, en los morros del negro a mi lado, seguro saben la respuesta, grandes, son muy grandes. en la última parada quizá, pero recuerdo que el metal no habla un miércoles a las tres de la tarde, Busco en la cruz verde de neón que cura enfermos, en el local marroquí para estómagos propios de otomanos, en la hendidura con forma de llave, patio 42, que me espera. Bajo las motas de polvo en mi cuarto, tampoco ¿página 20 de Carver? No, me desespero, acudo a Gibran, donde los poemas significan nostalgias y respuestas perdidas. Nada,  mientras los gemidos de ambulancia codifican más lo que no sé, y la ciudad sigue ocultando algo. Tumbado en la parte no real, me abrazas, te cuento las costillas sin moraleja, absorbo tu entrepierna, hago memori...

Resarcirse.

Mi vaso de nostalgias lo encontré  en aquellas fotos entre barro. Me gritan los recuerdos que en un final pudiste ser mía. Quimeras. Ya sé que te sorprendes cuando te miro y sonrío lo leve de tu gesto. También  sé que sigues pensando que  aún somos números que no encajan. Qué no me tienen que contar nada los poetas, sobre la mujer perfecta.  Que  mi mejor poema nació desde el trozo de beso que me dejé en tus manos. Todo lo que hablas cuando andas, el remolino de miradas que desvistes a los ojos. La trama de placeres que es tu cuerpo,  ya la había adivinado. Lo que siento y no te digo es la seguridad de continuar a tu lado colmando estas gotas de mis noches,  abrazando lo poco que tenemos, supone un mundo a nuestras miradas. Tengo vértigo a quererte, a presentarte una  por una mis intenciones y vayan siendo equívocas, resultando álgebra desecha. No me cuentes basura que ya...