Eres la Gala del s. XXI, hálito de arte plasmado en versos, olor a jardín botánico y polvo aun ardiendo. La mujer de otro Dalí, el poeta de los Andes escribiendo Europa dentro de su vientre. Otro o el Picasso de los poemas. Gala, con indumentaria moderna, reina sin baraja, ella calza otra época pero está rota por los mismos sentimientos, porque el mundo no ha cambiado a pesar de haberla resucitado. Gala, aunque no sea su nombre, la primera del siglo, ella frota sus erizados pezones tras el sexo, va vestida de noche y recita orgasmos en la tarima de una cama. Cuando pienso que es mía recuerdo las palabras de Carles “Una mujer no es de nadie”, y tú eres una mujer y tú eres de nadie. Vienes e inauguras el descampado desértico con tus zapatos rojos, con el terciopelo azul, de Lynch, que guardas en los ojos, tienes vicio entre la lengua, tus dientes y mi entrepierna. Gala, se acerca en vagones despersonados,
Buscadme en mundo del limbo y el arte, en el abrazo y el reinicio.