He soñado con esas palabras y las he dejado entrar en la carne, libres, como el cuchillo en cualquier horizonte de la vida. Dejé de lamentarme por haber perdido el amor de mi vida, pero la sangre está reciente como bien abierta está la herida. Ya no te escribiré poemas por la espalda, ya no haré estrofas inspirándome en el espacio que dejaban tus orgasmos. La lefa caerá, no en tu abdomen, y yo estaré arrodillado sin consuelo dándole de comer a mis perros hambrientos. Conduzco hacia el destierro y tus labios no piden claudicar más en los míos. Los recuerdos por la mente me acabarán sacando los ojos como cuervos a quien se lo merece. Soy el último rincón de la basura donde solo caben los corazones rotos y los relojes parados. Me dedicaré a vender rosas y mecheros para ver si te encuentro en la terraza de cualquier bar. Qué sería del amor sin sufrir por algo que se va y lo ves alejarse haciéndole
Buscadme en mundo del limbo y el arte, en el abrazo y el reinicio.