Le escribí una carta al mundo contando lo que era, matando al gato negro de mi buena suerte. El odio está afilado con tu ausencia, tu cuerpo aún me abraza a kilometros, la chica que me quiere pero yo no sé quererla. Valgo una bolsa de cuartos, soy esparto entre las manos si te tengo lejos. Arrastro la tristeza de mi casa al parque, de mi cama al frío. Estoy en una tormenta de dudas pero el viento no se lleva nada y deja para mí los lloros de ese niño. Escribo triste con el amor hambriento con los renglones torcidos de Dios. Tu ausencia es un iniciador de procesión, una marcha fúnebre de mis pecados. Puedo llorar y seguir siendo un lírio descarnado de tus ojos, sin que me conozcas. Se me hace tarde y diciembre cierra el año. Pasa el invierno por tus ojos y no te dice nada. Yo te quiero pero no valgo para lo mismo.
Buscadme en mundo del limbo y el arte, en el abrazo y el reinicio.