Le escribí una carta al mundo
contando lo que era,
matando al gato negro de mi buena
suerte.
El odio está afilado con tu ausencia,
tu cuerpo aún me abraza a kilometros,
la chica que me quiere pero yo no sé
quererla.
Valgo una bolsa de cuartos,
soy esparto entre las manos si te tengo
lejos.
Arrastro la tristeza de mi casa al parque,
de mi cama al frío.
Estoy en una tormenta de dudas pero
el viento no se lleva nada y deja para mí
los lloros de ese niño.
Escribo triste con el amor hambriento
con los renglones torcidos de Dios.
Tu ausencia es un iniciador de procesión,
una marcha fúnebre de mis pecados.
Puedo llorar y seguir siendo un lírio
descarnado de tus ojos, sin que me conozcas.
Se me hace tarde y diciembre cierra el año.
Pasa el invierno por tus ojos y no te dice
nada.
Yo te quiero pero no valgo para lo mismo.
Comentarios
Publicar un comentario