Mi vaso de nostalgias lo encontré
en aquellas fotos entre barro.
Me gritan los recuerdos que en un
final pudiste ser mía. Quimeras.
Ya sé que te sorprendes cuando te
miro y sonrío lo leve de tu gesto.
También sé que sigues pensando que
aún somos números que no encajan.
Qué no me tienen que contar nada los
poetas, sobre la mujer perfecta.
Que mi mejor poema nació desde
el trozo de beso que me dejé en tus manos.
Todo lo que hablas cuando andas,
el remolino de miradas que desvistes a los ojos.
La trama de placeres que es tu cuerpo,
ya la había adivinado.
Lo que siento y no te digo es la seguridad
de continuar a tu lado
colmando estas gotas de mis noches,
abrazando lo poco que tenemos, supone
un mundo a nuestras miradas.
Tengo vértigo a quererte, a presentarte una
por una mis intenciones y vayan siendo
equívocas, resultando álgebra desecha.
No me cuentes basura que ya me he vendido a otras causas.
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