Le arrancaron el nombre y la poca
identidad que le concedían unos ojos en pleno
diciembre.
No llora el último mes del año, se
derrumba siendo la última reina del
tablero.
Hoy Soledad es más que un nombre,
es la causa por derecho que me debe
diciembre.
Mi inspiración para ti cuando la intensidad
incendiaría rodea el círculo de todas las
treguas.
Se venden los últimos días entre abrazos
y besos, enmascarados, pero valientes de
nostalgia.
El último en llegar para el tiempo, diciembre
sueña con relojes de cambio, con identidades
propias.
Un litigio más desahuciado por el olvido,
en la calle del vértigo ya no vestirá más
calendarios.
Mi banco del domingo y el barniz de la semana.
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