Lo que me dejé en los
moteles de
tus piernas, como
las furcias baratas.
Me gustaba ser el brillo del
sol haciendo el amor con tu
espalda.
El reflejo de destellos por su
color de pelo, alborotado
y mío.
Lo que sueño y sus realidades
me deshacen al entrever
la verdad.
No está conmigo y el sintigo
es participe de la noche, viciando
los deseos.
Llámame en alguna luna como
sabías hacer.
Todo lo encontrado en tus
vísceras me redujo ante lo nulo
que era ser yo.
Los esquemas reducidos,
en cuatro líneas de mi vida,
por tus manos.
Te hablé de perder el sur,
de hallar la brújula entre tus
piernas.
Me suponía un suplicio tenerte
vestida en cualquier rincón,
sutil mirada.
Después hice esta foto y coroné estas letras.
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