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Éluard






Eres la Gala del s. XXI, 
hálito de arte plasmado en versos,
olor a jardín botánico y polvo aun ardiendo.

La mujer de otro Dalí, el poeta de los Andes 
escribiendo Europa dentro de su vientre.
Otro o el Picasso de los poemas.

Gala, con indumentaria moderna,
reina sin baraja, ella calza otra época
pero está rota por los mismos sentimientos,

porque el mundo no ha cambiado a pesar

de haberla resucitado.

Gala, aunque no sea su nombre,
la primera del siglo, 
ella frota sus erizados pezones tras el sexo,
va vestida de noche y recita orgasmos
en la tarima de una cama.

Cuando pienso que es mía recuerdo las palabras
de Carles 
“Una mujer no es de nadie”,
y tú eres una mujer
y tú eres de nadie.

Vienes e inauguras el descampado desértico
con tus zapatos rojos, con el terciopelo azul,
de Lynch, que guardas en los ojos,
tienes vicio entre la lengua, 
tus dientes y mi entrepierna.

Gala, se acerca en vagones despersonados,
cruza los puentes sobre el barranco emocional,
porque está hecha de hierros y lirios,
Gala, 
te estoy desgastando en verso y no tienes fin,
por eso he de terminar estas minucias,
poner el punto sin final,
arrinconar este poema junto a los otros 104,
debe coger polvo, madurar, perderse o simplemente
caer en tu regazo, Gala.

Debe morir porque también es vida,
y espera el disparo del silencio, como tú,
como todos,como todas.





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