Pasajeros al destino incorrecto, hacia
el verso insatisfecho, por tu boca en la
de otro.
Hay intensidad en los avisos de esa última
espera antes del partir y el mártir.
De camino se desvían rieles por sendas de
soledad y angustia que traerán el invierno a
tus pómulos.
Las lágrimas y las estaciones, los poemas y
las canciones que se hacen con mi aprecio
y tu desprecio.
El revisor es esa puta pena que acompaña
a viajeros, muertos en un cementerio andante,
que son lápidas sin epitafio.
La última parada es aquel destino sin salida,
donde el final concibe sus peores hijos
los bastardos, apartados de la vida porqué
los errores también se saldan las cuentas.
¿Crees, como yo, que hay un tren para los
proscritos? Si es así llévame pero que sea
con mi viuda y mi mortaja.
Quiero morir pero que sea sin ti, vales demasiado.
https://www.youtube.com/watch?v=LMiqw-EvDB0
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