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Cristales.







Tú que has venido de
tierras andaluzas, donde
el Califato, hace 500 años
o más, estaba presente en
tu sangre.

Eneatipo artista pasado por
una soledad que nos acompañará
siempre.

Recuerda que eres libre,
sabes que tenemos arte en nuestras
manos y gestos,
no pierdas la brújula,
encuéntrate para saber quién eres.

No busques fuera,
habla de ti para ti,
el resto no importa,
son complementos de una vida
que tú has de decorar,
a gusto y medida.

Construye el mundo interior
desde cero como si empezaras
a poner sobre el pentagrama
la sonata de tus sueños,
una luz en tu cueva.

Olvida los miedos de la manera
en que las hojas borran los
lagos,
empieza el año enseñando los
dientes al almanaque.

Sabes que el tiempo no fía a
nadie,       
sigue viviendo para no
tener penitencia,
sal de la importancia del
humano como fin, último.

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Blue train.

Yo también iba en esos ritmos, fui aquella trompeta, el trombón, las teclas de ese piano, por encima de ese bajo y por el techo de esa batería. En un sueño era el aire cruzando notas, siendo melodías en oídos del 57, arte, gran calibre y máximo exponente no solo un negro esclavo, también la sensación del momento porqué yo con él abrazaba ese éxito. ¿Y hoy quién te recuerda? ¿Qué ojos te sangran? ¿Dónde están las sirenas? Mis páginas te contestan, Valencia te contesta, desde aquí hasta tu lápida donde suenas todas las noches, en tu cementerio de la cultura. Fuiste arte sin voz pero si con nombre, y así mueren mis noches bajo sábanas de música, sobre sueños por cumplir: colgando de lo más alto de la mentira. Lo que no pude ser fue aquel saxofón tenor John, no pude serlo, aquello que era solo tuyo y de la música. https://www.youtube.com/watch?v=cRLIdnHnc84

Zafiros

Estoy rompiendo núcleos de tristeza, vuelvo a hacer rodar a mi experiencia me vasto con un sucio atrezo. Ya he tenido versos ciegos en tu pelo he comido abandonos más difíciles de masticar que el propio ego. Hoy me suelto las riendas, en mi desconfianza, dejo que se apliquen el cuento mis años de errores. Yo me protejo de mi mismo aunque el daño ya esté marcado, todo hecho y la casa por demoler. Aunque resulte impropio para mis veinte, no hay más dolor que yo, yo, yo y después yo mismo, llueve a ego en mi ventana. Cambio andares borrachos por ojos que descansen en las madrugadas y no mueran como lo hacen todos. Me visto de esperanza y marco la casilla de la incertidumbre porque no sé quien llenará este jardín en el tiempo. Sueño mi muerte asumiendo que viene por derecho o por izquierdo, que más da si cada vez esto es menos techo. Y más débil como mis pilares cuando crecí, yo me he vencido a mí mismo y aún así nadie ha ganado, todo sigue en derrota

En Teogonía.

Las chicas como tú no existen, son una fantasía tripulada por la suerte. Las chicas como tú son las mujeres del siglo. Nada de amor romántico, ni caricias al tempo. Vienen como tifones, apuestan todo al rojo, giran la ruleta aunque se jueguen la bancarrota. Te follan, no te hacen el amor, las chicas como tú no existen. Y de existir vuelan desnudas e invisibles, surcando infiernos de poetas y soñadores. Las chicas como tú, que son mujeres, no  les pesan las primaveras ni los inviernos que vistan, beben vino peleón, rompen estereotipos. Salen de la nada con un adiós, sin beso ni pollas, y a la nada vuelven. Las chicas como tú dejan el alma temblando, en babia sobre una balanza, siempre ganan la batalla y te desnudan los adentros. Chica, las mujeres como tú también beben ron, se drogan llorando, a solas, con su dolor y llevan los remiendos siempre a cuestas. Ellas, se curan las heridas con sal en la lengua, podrían parar u