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Unidimensional



Voces de Ucrania han devuelto el poema,
mis manos siguen custodiando de él.
Sigo cuidando de Mario, aprendiendo a
comprender que las sirenas también
pueden andar descalzas por la ciudad.

Desde el cosmódromo en la arena
busqué el manual para ser niño,
mientras pienso que los que existen
no están en las redes sociales.
Mientras cumplo el trabajo que nadie
quiere realizar.

La voluntad del poeta la perdí en sol de mayo,
como una enfermedad silenciosa en aquellas
pupilas.

Vuelvo a ver piedras besando flores,
hablo de vida real intuyendo tiempos de lápida
y ramos.
Vuelvo con suavidad en la boca y en la piel,
suficiente como para hacer resbalar al mundo
entre ella.

Veo en mí brillar la dermis del ébano cuando
la moda es un absurdo innecesario,
veo aquí un santo entre los bosques,
la cirrosis que mató a Kerouac,
lenguaje y estructura de abejas
mientras confecciono
un fragmento escrito al que llamo, "Jalea"
para la reina con el subtítulo de "Miel”
para el resto de labios/asnos."

He recuperado el cuerpo de ébano lo han enviado
              por correo y en el remitente pone:
Con amor desde Woodstock 
el otro lado del ideal te ha legado,
ahí estuviste desde donde solías asomarte
a esas almas como Lorca,
porque las encontrabas llenas de sol,
porque ahí vacilabas con esa parte de ti
que la quiere pero no la necesita.

Firmado Edgar Brau y Marcuse.

He vuelto tras alejarme de la vida,
tras limpiar el cuerpo de impurezas
para tener la psique libre de vacíos,
he volado ciego con murciélagos para comprender
que se pueden dar pasos con los ojos cerrados.
He vuelto porque estaba harto de inventar
necesidades de producción y consumo,
harto de ser el hombre unidimensional;
he regresado con el conocimiento interior
ampliado como Röntgen.

Repito que te quiero pero no te necesito,
es decir,
no ansió luchar para julio y su batalla de flores,
ya he sido pétalos apresurando el último
domingo del mes.


He vuelto
con Ucrania en un billete de 5 euros,
con un plan y no con un sueño,
con el EGO musitando sobre el presente
al oído del antropoide un:

no quiero ver en tu lapida, como resumen,
una voz que diga “Yo era alguien en twitter”.




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